El RECICLAJE, UN PROCESO DE CUATRO ETAPAS
LAS VIDAS DEL PLÁSTICO
Las balas prensadas de PET producidas por la planta de clasificación son llevadas a la planta de reciclaje, donde son transformadas en materia prima secundaria.
El primer paso es abrir las balas de botellas, de manera que se individualice el material por botellas, y así poder incorporarlas al flujo productivo. El material es separado por tamaños, eliminándose piezas más pequeñas y ligeras en una primera clasificación, de manera que, seguidamente en una segunda clasificación, se separan los elementos planos del resto. Asimismo, del flujo de materiales se extraen los metales férricos gracias a un imán y una cinta de corriente inducida para los metales no férricos (aluminio).
En un segundo paso las botellas se lavan en agua caliente para retirar las etiquetas y el pegamento, y a continuación, pasan a través de un detector óptico que separa del flujo principal los colores que no son los deseados y las botellas que no son de material PET. Adicionalmente, también son sometidas a una comprobación visual y selección manual por parte del personal de triaje.
Durante la tercera etapa, las botellas, junto con sus tapones, son trituradas. Las escamas producidas por la molienda son de dos diferentes materiales plásticos: 1) el que tiene su origen en la propia botella, esto es, PET; y 2) el que tiene su origen en el tapón, esto es, polietileno de alta densidad (HDPE). Estas escamas pasan a un tanque de flotación, donde por densidad, cada material ocupa una altura, siendo aprovechado para su separación física (HDPE es más ligero y flota).
En la cuarta etapa, las escamas son lavadas y secadas. Finalmente, son ensacadas.
Durante todo el proceso productivo, se hacen controles de calidad. Asimismo, el agua utilizada para el lavado en los diferentes procesos se depura para su reutilización, cerrando así otro proceso de reciclado importante para el entorno, como es el valioso recurso del agua.