EL EMBALAJE EN LA HISTORIA

LA necesidad de envasar

La gente siempre ha tenido la necesidad de transportar y proteger los objetos, por lo que los envases, también llamados packaging, han existido siempre.

En la época de los romanos el embalaje por excelencia eran las ánforas de terracota que transportaban por todo el mediterráneo aceite, trigo, vino, así oro y metales preciosos y otros bienes.

La naturaleza misma ha encontrado formas ingeniosas de proteger lo delicado, tal como encontramos en la cáscara de huevo, cáscara de nuez o en las conchas.

La historia del embalaje evoluciona con la historia del hombre. A lo largo de los siglos se ha desarrollado para crear nuevas formas con nuevos materiales. Partiendo de la madera, material que tenían a disposición, pasando por el vidrio, la cerámica o el metal, hasta llegar a principios de siglo a la hojalata y a los plásticos después de la Segunda Guerra Mundial.

Tres tipologías de embalaje

Se considera que existen tres tipos básicos de embalaje. El embalaje primario es el embalaje que encontramos en los puntos de venta; está pensado tanto en función como en diseño gráfico para unidades de venta. Es el caso de las botellas de agua, de refresco, latas de atún, guisantes, botellas de detergente, de champú o cajas de cd.

El embalaje secundario es aquel que permite la venta de un cierto número de unidades. Una vez retirado, el producto queda con el embalaje primario. Algunos embalajes secundarios son, por ejemplo, los que envuelven 6 botellas de agua, el paquete que envuelve varias latas de atún o guisantes, la caja que contiene 10 cd, o el paquete que contiene diversos productos para la merienda.

El embalaje terciario está diseñado para el transporte, es decir, para mover un gran número de unidades de venta, y, salvo casos especiales, nunca llega al usuario final.